Si algo ha caracterizado a la sociedad en el siglo XX y buena parte de lo que llevamos del siglo XXI, ha sido la manera de producir y consumir, en concreto, la de “usar y tirar”. Una economía basada en esta forma de vida es la que se denomina “lineal” y que nos ha llevado a una crisis de crecimiento, basada en combustibles fósiles y de abastecimiento de materias primas sin control, que desembocaría en que para el año 2050, la humanidad precisaría más de 1,5 planetas Tierra para poder sobrevivir.
A partir del año 2015, la Unión Europea cambia el paradigma de la economía, haciéndola más racional, en el convencimiento que el crecimiento económico y social no puede seguir ligado a la explotación sin control de los recursos naturales y a una economía basada en el petróleo, gas y carbón. Por ello, esta nueva economía que se denomina “circular”, está basada en tres ejes fundamentales: reducir, reutilizar y reciclar, con el objeto de minimizar la huella ambiental de las actividades económicas, poniendo el foco en la sostenibilidad.